Sociología de la educación
Las cosas no son lo que parecen

Los efectos de la organización formal sobre la enseñanza y el aprendizaje

  • Tanto la estructura formal de autoridad como la administrativa y de servicios influyen, aunque sea de manera asimétrica, en la consecución de objetivos y en el logro de los estudiantes.
  • La primera, organizando los procesos de enseñanza-aprendizaje y haciéndolos realidad en las prácticas educativas.
  •  la segunda, haciendo posible el contexto en el que llevar a cabo esos procesos de enseñanza y aprendizaje, ocupándose de las cuestiones de logística y funcionamiento general del centro, en aspectos como su limpieza y llevando a cabo también los registros necesarios de asistencia, calificaciones o titulaciones adquiridas, para que el aprendizaje surta los efectos deseados, ya sean éstos un puesto de trabajo o el acceso a unos estudios posteriores, en el entorno o medio social en el que se inserta.
  • En relación a los efectos de la estructura formal sobre el
    aprendizaje, un tema que se debe considerar es el de los diferentes estilos de dirección que se utilicen en esos procesos: desde los más participativos, que parecen facilitar el clima escolar para el aprendizaje, a los más dirigistas, que parecen generar situaciones de resistencia y perturban el citado clima.
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  • En la bibliografía de la sociología de la organización escolar sí está, muy extendida la idea de los efectos de esa organización formal sobre la autonomía del profesorado, en el sentido de generar una holgura estructural o articulación imprecisa en la organización escolar debida a que, el tradicional conflicto entre el poder profesional y el burocrático, se refuerza en favor de éste por la naturaleza Autónoma del trabajo docente y las exigencias de uniformidad de la burocracia. De esta manera se pierden las sinergias que generan el trabajo en equipo y la organización.
  • Actúan contra el poder profesional docente: el aislamiento del profesor en el aula y la ausencia de trabajo colegiado; un trabajo docente dividido en términos funcionales (por materias, grados o categorías) y temporales (en períodos, jornadas o cursos); el carácter semiprofesional del profesor y su debilidad corporativa y escaso poder social; la incierta tecnología docente caracterizada como un modelo artístico y anacrónico, localizado en el pequeño universo de la clase, y por último, la existencia de un modelo dual de profesionalidad docente, que divide al colectivo docente entre los de responsabilidad extensiva, para los que ésta llega hasta el centro y su entorno, y los de responsabilidad restringida, que entienden que la responsabilidad se acaba en el aula.
  • Eso sin contar con las tensiones entre los particularismos estudiantiles (habilidades y motivación) y los universalismos organizativos (resultados mínimos y evaluación universal). En general, el trabajo en solitario representa para el profesorado la inexistencia de jerarquía profesional, la ausencia de carrera profesional vertical y de élite profesional, llevándolo a que sólo tenga la organización como alternativa de carrera.

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