Basil Bernstein
sociólogo y lingüista británico,
Un código particular puede generar cualquier número de códigos socio-lingüísticos: los códigos elaborados y los restringidos resultan, entonces, de sistemas de relaciones sociales. Esta concepción bernsteiniana se ha conocido con el nombre de “Teoría del déficit” pero ha sido ampliamente malentendida y malinterpretada, como si propusiera un déficit lingüístico en los sujetos de clases menos favorecidas cuando lo que formula en realidad es una especie de deprivación sociocultural de tales sujetos, con consecuencias socioeducativas graves.
La transición entre el hogar y la escuela parece, así, generar multitud de situaciones traumáticas y la actividad escolar puede hacerse muy difícil para los educandos. Es posible, también, que esta situación sea particularmente más difícil para las personas de sectores populares. Esta dificultad se podría explicar al investigar no sólo la naturaleza de los principios y variables del ámbito social que regulan los comportamientos lingüísticos, sino también al caracterizar la brecha entre el ámbito extraescolar y el escolar en términos de una deprivación sociocultural con consecuencias socioeducativas más o menos severas, dependiendo del estrato social de origen de un sujeto afectado. Como es de rigor investigativo, las anteriores dimensiones del problema deben investigarse con ceñimiento a una teoría general (de lenguaje, social o sociolingüística) en la que un cuerpo básico de conceptos ya existe o, en su defecto, debe adaptarse, incorporarse o definirse con referencia específica al problema planteado
El problema general y su conceptualización teórica esbozados hasta ahora, son, como se sabe, objeto de interés y observación en las diferentes comunidades académicas del mundo, especialmente la comunidad británica en la que Bernstein condujo tradicionalmente sus investigaciones. Pero intentar transplantar la teoría del déficit de Bernstein intercontinentalmente, sería un absurdo porque:
La Teoría de los Códigos Sociolingüísticos
El estudio de los códigos, tanto restringidos como elaborados, supone la descripción de unas reglas y principios que los enmarcan. El joven Bernstein habló inicialmente de un lenguaje público y uno formal; ambos con características diferenciadoras claras.
El primero se estructura en frases cortas, simples en su forma gramatical y a veces incompletas; de construcción sintáctica repetitiva y simple. El segundo, por su parte, presenta una estructuración gramatical y sintáctica clara, precisa, con relaciones de coherencia tanto espacial como temporal, discriminaciones entre categorías gramaticales. Estas dos formas de lenguaje son antagónicas y por ello la primera no está exenta del contexto, mientras la segunda sí.
Con el paso del tiempo, Bernstein perfecciona la identidad de estos conceptos y propone una nueva noción: código elaborado y código restringido. “En el nivel lingüístico, los códigos se refieren a la probabilidad de predicción de los elementos sintácticos para organizar los significados”. Esto quiere decir que el código restringido presenta una organización en su estructura que puede ser adivinada según su relación con el contexto; en el caso del código elaborado su predicción pierde validez en tanto se aparta de su relación explícita con el contexto. Esta reformulación da paso a que intervengan en su jerarquización y clasificación los términos: clase social, poder, división de trabajo, comunicación, trabajo, etc.
Los códigos, entonces, propenderían por una regulación del proceso de comunicación que se ubicaría en estructuras sociales diferentes. Los códigos presentan a su vez, un orden de significación que está entre lo universalista y lo particularista y ambos funcionan de forma inversa dentro del código, esto es, el código elaborado es universalista, en tanto hace alusión a significados generales, pero es particularista mientras su alcance esté restringido a cierto grupo social. El código restringido es universalista ya que su apropiación es de fácil acceso y es particularista cuando su significación atiende sólo a fines locales.
El código establece una relación especial tanto con el grupo social como con la división social del trabajo. ¿Estas posiciones son reconocidas inevitablemente? ¿Son implícitas? Responder estas preguntas apunta hacia el análisis que es el propósito de esta investigación: ¿Puede el acceso a códigos elaborados en la escuela posibilitar o entorpecer el éxito o el fracaso escolar? Bajo la mirada de Bernstein, el niño ingresa ya a la escuela bajo el influjo de un código que lo simboliza, que simboliza su identidad social. Si la escuela posibilita una experiencia escolar, donde el intercambio puede terminar en la adquisición de un código elaborado, el niño accederá a un proceso de continuo desarrollo. Pero ¿qué pasa cuando, por el contrario, el niño entra en un choque frontal entre su código, el que trae desde su experiencia anterior a la escuela y el ámbito escolar sólo da importancia a códigos elaborados que están aún fuera del alcance del niño?